Miles de personas desaparecidas en todo el mundo
A raíz de conflictos armados, desastres naturales y migraciones, cientos de miles de personas están desaparecidas a nivel mundial. Los familiares de los desaparecidos viven con la angustia de no saber qué les ha sucedido.
En Colombia, más de 68.000 personas están desaparecidas. En Nepal, siete años después de finalizadas las hostilidades, más de 1.360 personas siguen dadas por desaparecidas, según lo denunciado por sus familiares. En Uganda, unas 10.000 personas han desaparecido sin dejar ningún rastro.
Los cuatro hijos de Nekodina Adoch fueron secuestrados por hombres armados en su casa, en el poblado de Raram, Uganda, hace 20 años. Ella sigue recordando vívidamente cada detalle de esa noche. “A medianoche, mientras dormíamos, oí que golpeaban con violencia la puerta del cuarto donde dormían los niños. Empezaron a llevárselos. Yo los seguí. Me dijeron: “¿Adónde crees que vas, mujer?” Les contesté: “Ustedes se han llevado a mis hijos. Por lo menos, déjenme a uno de ellos”. “Los llevamos a trabajar”, me respondieron.
Con los años, tres de sus hijos regresaron, por separado, cuando tuvieron la oportunidad de escapar. Mientras sus hijos luchan para superar el trauma de años de cautiverio, ella sigue viviendo con la angustia de desconocer el paradero de su hijo más pequeño, Lutoo Sam, que todavía no ha regresado. Veinte años después, las pesadillas sobre lo que puede haberle sucedido al niño siguen atormentándola.
Al igual que Nekodina, Alfonse Bongomin sufrió el secuestro de su hijo Ociti, de 14 años de edad, delante de sus propios ojos. Han pasado 19 años desde que se produjo ese hecho, y Alfonse sigue sintiéndose devastado. “Vi cómo maniataban a Ociti, no podía hacer más que mirar. Le ataron las manos, y luego lo ataron a otros que habían secuestrado en otros poblados. Los tenían atados con sogas, de las muñecas, las manos, y con cada soga tenían a diez personas atadas, o más.”
Recuerda claramente cuando volvió a su casa a llorar la pérdida de su hijo; pasó muchas noches sin dormir, con el deseo de que lo hubieran secuestrado junto con Ociti, para poder estar junto con su hijo.
Siente el dolor de la desaparición de su hijo todos los días. “Miren cómo estoy ahora, miren dónde vivo. Si Ociti estuviera aquí, no habría toda esta maleza. Miren la casa, podría derrumbarse antes de fin de año. Si Ociti estuviera, podría reconstruirme la casa, yo ya soy muy viejo. Si se derrumba, no sé quién me va a ayudar a reconstruirla.”
Con los años, el dolor solo se ha acentuado. La frustración de no saber qué sucedió con Ociti llevó a Alfonse a intentar quitarse la vida. Su primer intento de suicidio fracasó, y sigue estando tan devastado como siempre. “Lo que yo pienso es que si sigo esperando en vano a Ociti hasta diciembre o hasta fin de año, si no hay claras señales de que esté vivo o muerto, tengo que pensar un nuevo método para yo perder la vida también”, dice.
A fin de evitar que los familiares se sientan extremadamente desesperados, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) organiza reuniones con regularidad para ayudarles a superar el trauma de la desaparición de un ser querido. A lo largo de catorce semanas, Alfonse y Nekodina, y otros familiares, pueden intercambiar sus experiencias y su dolor, así como las formas de hacerles frente. Tratando de conciliar sus experiencias Nekodina dijo: “En la reunión de hoy, hablamos de mis problemas. Nos consolamos entre todos para tratar de superar el dolor”
Según el derecho internacional humanitario, los familiares de las personas desaparecidas tienen derecho a conocer el paradero de sus seres queridos. Los Estados tienen la obligación de tomar todas las medidas posibles para averiguar lo sucedido e informar debidamente a los familiares. En la actualidad, el CICR está buscando a más de 52.000 personas desaparecidas; para ello, trabaja en forma directa con los familiares de las personas desaparecidas y con las autoridades correspondientes.
En todo el mundo, el CICR apoya las actividades para identificar las necesidades multifacéticas de los familiares de personas desaparecidas, que sufren diversas dificultades económicas, administrativas, jurídicas, psicológicas y psicosociales. A fin de responder adecuadamente a todas esas necesidades, que están interconectadas, el CICR promueve una respuesta integral para ayudar a los familiares a sobrellevar su situación.
Descripción de las imágenes
Lugar: varios
Duración: 6:03
Formato: HD & SV H264 MOV
Producción: varios
Cámara: varios
Idioma: Luo
Ref. CICR: AV213N
Fecha: varias
Derechos: CICR, acceso irrestricto
Fecha y lugar: Noviembre de 2013, Colombia (varios)
00:00 Colombia rinde homenaje a sus personas desaparecidas.
00:18 Flores ofrecidas junto a las fotografías de las personas desaparecidas.
Noviembre de 2012 - Nepal
00:29 Toma amplia de ceremonia por los desaparecidos en Nepal.
00:32 Primer plano de familia llorando a un ser querido desaparecido.
00:53 Tomas de ceremonia en conmemoración de los desaparecidos.
Agosto de 2014 - Uganda
01:02 Nekodina Adoch trabajando en el campo.
01: 19 TESTIMONIO (en luo): Nekodina Adoch, madre de persona desaparecida, Raram, distrito de Lamwo, Uganda:
“A medianoche, ya estaba despierta. Cuando estaba durmiendo, oí que golpeaban con violencia la puerta del cuarto donde dormían los niños. Me desperté junto con mi marido. Empezaron a llevarse a los niños. Me senté en la puerta de entrada. Me quedé ahí sentada. Comencé a seguirlos. Me pasaron por delante. Los seguí. Me preguntaron: “¿Adónde crees que vas, mujer?” Les contesté: “Ustedes se han llevado a mis hijos. Por lo menos, déjenme a uno de ellos”. “Los llevamos a trabajar”, me respondieron.
01:58 Tomas de Nekodina caminando en el campo.
02:20 Alfonse Bongomin mostrando fotografías familiares a Alfred Apenya, voluntario capacitado por el CICR para ser acompañante, es decir para acompañar procesos grupales de los familiares de los desaparecidos.
02:46 TESTIMONIO (en luo): Alfonse Bongomin (padre de persona desaparecida, Kapwata, Uganda):
“Vi cómo maniataban a Ociti, no podía hacer más que mirar. Le ataron las manos, y luego lo ataron a otros que habían secuestrado en otros poblados. Los tenían atados con sogas, de las muñecas, las manos, y con cada soga tenían a 10 personas atadas, o más.”
03:20 Alfonse BONGOMIN, anciano y frágil, caminando hacia su casa.
03:34 TESTIMONIO (en luo): Alfonse Bongomin (padre de Ociti, Kapwata, Uganda):
“Miren cómo estoy ahora, miren dónde vivo. Si Ociti estuviera aquí, no habría toda esta maleza. Miren la casa, podría derrumbarse antes de fin de año. Si Ociti estuviera, podría reconstruirme la casa, yo ya soy muy viejo. Si se derrumba, no sé quién me va a ayudar a reconstruirla.”
04:02 Tomas de Alfonse lavándose las manos y la cara.
04:42 TESTIMONIO (en luo): Alfonse Bongomin (padre de Ociti, Kapwata, Uganda):
“Lo que yo pienso es que si sigo esperando en vano a Ociti hasta diciembre o hasta fin de año, si no hay claras señales de que esté vivo o muerto, tengo que pensar un nuevo método para yo perder la vida también.”
04:46 Tomas de reuniones grupales de ayuda a los familiares de personas desaparecidas.
05:27 TESTIMONIO (en dialecto ugandés): Nekodina Adoch (madre de Raram, distrito de Lamwo, Uganda):
En la reunión de hoy, hablamos de mis problemas. Nos consolamos entre nosotros, para superar el dolor. Hablamos de las visitas que recibimos (en nuestras casas). Es mucho el dolor que siento por los que se nos llevaron.
05:47 Primeros planos de reuniones con familiares de personas desaparecidas.
06:03 FIN