La desnutrición infantil está aumentando en Yemen, según el análisis más reciente de los centros de salud apoyados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
De un total de más de 56.000 niños menores de cinco años de edad atendidos de enero a noviembre de 2020, más de la cuarta parte padecía desnutrición aguda. Asimismo, el nivel de desnutrición de más de 4500 niños era de tal gravedad que ponía en peligro su vida y requería atención inmediata.
Se estima que, hoy en día, 20 millones de personas no pueden acceder o adquirir una cantidad suficiente de alimentos en Yemen, donde 3,2 millones de niños y mujeres padecen desnutrición aguda.
Más de 2,25 millones de casos de niños de 0 a 5 años de edad y más de un millón de casos de mujeres embarazadas y lactantes sufrirán desnutrición aguda este año, de acuerdo con las proyecciones de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), el sistema mundial que clasifica la gravedad y magnitud de la situación de inseguridad alimentaria y de desnutrición.
“La mayoría de los pacientes que atendemos mensualmente padecen desnutrición. Las personas viven circunstancias difíciles: no tienen trabajo, sus escasos ingresos apenas les permiten mantener a sus familias y, por lo tanto, no tienen recursos para recibir tratamiento médico”, dijo Mai Abdul Rahman, enfermera del Departamento de Nutrición del Centro de Salud en Kapota, Adén.
En los últimos años, el número de yemeníes –adultos y niños– que padecen hambre ha aumentado. i bien en las últimas décadas ya existía desnutrición en Yemen, la situación actual es el resultado de un conflicto prolongado, el colapso económico, el aumento del precio de los alimentos, un sistema de salud deteriorado, restricciones a las importaciones, la pérdida de oportunidades de empleo, el desplazamiento de la población y el impacto de la pandemia mundial de COVID 19.
Las personas internamente desplazadas se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema: han perdido sus hogares y medios de subsistencia y, a menudo, deben recorrer largas distancias para encontrar asistencia médica. El estado de salud de los pacientes –incluidos los niños desnutridos con propensión a desarrollar complicaciones médicas– suele empeorar antes de recibir el tratamiento, lo que deriva en una mayor tasa de mortalidad.
“Recibimos muchos casos de pacientes con desnutrición entre moderada y grave; la mayoría son personas desplazadas. Apenas pueden ganarse la vida, mucho menos comprar medicamentos”, dijo Fahad Al Hammadi, jefe del Departamento de Enfermería y Urgencias en Taíz.
Entre las causas inmediatas de la desnutrición, el consumo inadecuado de alimentos –tanto en cantidad como en calidad– desempeña un papel importante. Dos tercios de los hogares yemeníes no pueden acceder a una cantidad suficiente de alimentos, mientras que menos del 50% de los niños tienen un nivel satisfactorio de diversidad alimentaria mínima. El costo de la vida se ha disparado desde que comenzó el conflicto: el precio de una canasta de alimentos (arroz, lentejas, leche, harina, alubias, aceite de cocina, azúcar y sal) ha aumentado un 60% desde el inicio del conflicto hace seis años.
“Si tenemos harina, hacemos pan y lo comemos con té. Nuestra mayor preocupación es pasar hambre; tenemos hijos que no pueden soportarlo”, dijo Hamed Abdo, trabajador y padre de cuatro hijos.
Se calcula que el 80% de la población de Yemen –24,1 millones de personas de un total de 30,5 millones– necesita asistencia humanitaria, mientras que más de 14 millones de personas se encuentran en situación de extrema necesidad.
La respuesta del CICR: